- Día 17: MINDELO

Es una perla sin fulgor, el cambio fulminante que habrá de suceder en cada rincón de la isla. Y deseando, en el fondo, que algunas cosas no cambien tanto.

Caminando por los alrededores me pregunto cómo serán mañana estas calles de la capital que hoy presentan el tráfico y el reposo de una ciudad decimonónica. Respirar en la Plaza Vieja la brisa tibia que sopla del mar nos devuelve al pasado, es un privilegio de ahora, es compartir el ensueño que vivieron otros colonizadores siglos atrás. La calle principal seguirá teniendo el sabor popular y tumultuoso que hoy le confieren sus habitantes desenfadados, seguirá latiendo en ella la vida mulatona y sonera y, con certeza, la gente que pulula mansa y gozosa por sus esquinas serán mañana otros ciudadanos, tan míseros por fuera como hoy pero de corazones rotos, alzando la vista a las mansiones decadentes que ya serán morada de nuevos ricos.