Es otra manera de soñar junto a las olas, diferentes maneras de aprender a vivir todos los días. Málaga todavía nos hace partícipes del sosiego y la serenidad de lo andaluz, esa tierra que se levanta manchando de verde el enhiesto paisaje plano y amable que nos hace disfrutar del espacio verdeazul del mar a poco que nos levantemos sobre él. 

Pero, todavía... todavía la transparencia del aire se mancha de verdor, de luz no usada y aún es posible observar reatas de perros que ladran a la luna en el resplandor blanco de la noche y planetas celestes y solitarios en el amplio cielo estrellado que se contempla lejos de las contaminaciones lumínicas procedentes de la ciudad nueva, esa que se expande por la parte baja y se abre al litoral con su modernidad de paseo marítimo.