- Día 12: CÁDIZ

En la discreta ciudad, el blanco de los edificios contrasta con el pardo de las calles adormiladas. El silencio, la soledad sonora se extiende por unas esquinas que empieza a rondar la gente. Se escucha poca cosa; suena algún barrendero, reclaman algunas gaviotas despistadas.

Como siempre, cuando la atmósfera calla las voces tempraneras, destacan contra el fondo vacío bandadas de aves viajeras.