Empieza a declinar el día, uno de esos atardeceres oceánicos de fines de otoño atlántico en que el silencio que envuelve los cielos parpadeantes, el rumor de las aguas marinas y el azul ondulado que van adquiriendo las crestas explica mejor que nada qué es lo que hizo que este granadino que hace de la patria bandera y que regresara a los años de la juventud.